WASHINGTON (apro).- El tercer y último debate presidencial se desarrolló en un ambiente de mucha tensión y cierta disciplina, donde Hillary Rodham Clinton y Donald Trump se enfrascaron en una serie de ataques personales, contraste de ideas y propuestas gubernamentales.
Sin embargo, en este encuentro el candidato republicano se abstuvo de decir si aceptará el resultado de los comicios del próximo martes 8 de noviembre, en caso de que el voto le sea adverso.
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