CIUDAD DE MEXICO (apro).- El linchamiento o los actos de justicia de propia mano tienen una larga historia en México, pero a últimas fechas se han reproducido en una cantidad preocupante como una expresión de hartazgo social frente a la ineficacia, deficiencia e incapacidad de las autoridades e instituciones para detener los asaltos, violaciones, atracos, secuestros, extorsiones y asesinatos que todos los días sufre la población en todos sus estratos.
El caso más reciente, conocido en las redes sociales como “El Justiciero de la Marquesa”, es el ejemplo más emblemático y claro de este fenómeno de cansancio de la población que día a día sufre los embates de la violencia y que corrobora la percepción de que el gobierno está rebasado por mucho por la delincuencia común y organizada que se ha entronizado en todo el país como el grupo de poder más fuerte.
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