CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Cuando la Inteligencia Artificial dio sus primeros pasos, la ingenuidad sobre la dificultad de algunos temas era increíble. Por ejemplo, una de las primeras tareas que los científicos quisieron encarar fue la traducción automática. Se pensaba que básicamente la traducción de un idioma a otro era la de convertir cada palabra de un texto en un idioma en su equivalente a otro idioma, como si se tratara de hacer búsquedas en un diccionario. Los resultados iniciales fueron penosos y lo que se aprendió es que los problemas de la IA no sólo son difíciles, sino mucho más difíciles de lo que se había pensado.
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