PARÍS (apro).- La escena estremece. Amarrados por cordeles que bajan del altísimo techo, 40 pares de zapatos flotan extrañamente en una inmensa sala alumbrada por una cruda luz neón.
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PARÍS (apro).- La escena estremece. Amarrados por cordeles que bajan del altísimo techo, 40 pares de zapatos flotan extrañamente en una inmensa sala alumbrada por una cruda luz neón.