Marcela Turati
RIO DE JANEIRO, 10 de marzo (proceso).- Pasada la media noche, de camino a la playa de Copacabana, las canchas de futbol siguen llenas: con pases cadenciosos entrenan los futuros Ronaldinhos, Romarios, Pelés o Neymars. Entre los trasnochados espectadores pasea Caveira, un hombre esquelético y tatuado, que ofrece crack a los transeúntes. No tiene macoña (mariguana), dice que es más cara, tiene que recogerla de otro municipio y se le dificulta traerla.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí