Llegó la hora: Al diablo el PRI o al infierno con el PRI

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Llegado de Jalisco, viví casi tres décadas en el Estado de México y padecí como mexiquense, desde la primaria hasta la universidad, los gobiernos estatales y municipales del peor Partido Revolucionario Institucional (PRI) del país: El del abominable Grupo Atlacomulco y su insaciable hambre por el saqueo que ahora vemos a escala nacional.

Tenía menos de 12 años cuando asistí por mí mismo al primer acto político de mi vida, en la campaña de Roberto Soto Prieto para su primera presidencia municipal en Naucalpan –donde estudié primaria, secundaria, Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y la ENEP Acatlán de la UNAM–, hasta que atestigüé la alternancia, en 1997, con el panista José Luis Durán Reveles.



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