PRISMA INTERNACIONAL / Peter Kornbluh*/ WASHINGTON (apro).-Cuando dirigentes mexicanos y estadunidenses estaban por concluir la “Conferencia sobre prosperidad y seguridad” celebrada la semana pasada en Miami, el presidente Donald Trump se presentó en la ciudad, pero no para apoyar a los participantes en esa reunión.
Más bien llegó a Miami para cumplir con la promesa de campaña que hizo a la comunidad anticastrista de línea de dura, concentrada en La Pequeña Habana, de acabar con la détente con Cuba, construida cuidadosamente por su antecesor.
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