CIUDAD DE MEXICO (apro).- El expriista Miguel Angel Yunes Linares es un fiasco ante la violencia criminal que prometió abatir en seis meses –“en 60 días se notará un cambio sustantivo”, alardeó–, pero es tenaz en la instauración de su dinastía en Veracruz: Impuso a su hijo Fernando como alcalde del puerto y al otro, de su mismo nombre y presidente municipal saliente de Boca del Río, lo perfila como su sucesor en el gobierno estatal.
Impunes sus latrocinios por su íntima relación con Enrique Peña Nieto y el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, desde que éste y él eran operadores de Elba Esther Gordillo en el sexenio de Vicente Fox –cuando como diputados priistas sepultaron el Pemexgate, junto con Felipe Calderón y Margarita Zavala–, Yunes Linares tienen además en su hijo menor, Omar, al financiero que administra y lava la fortuna familiar en paraísos fiscales.
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