CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La complicidad se lleva bien con el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Al menos, con quienes lo controlan: los representantes de los tres poderes formales del Estado y sus comparsas de entidades autónomas.
Si ni siquiera quisieron hacer un exhorto al Ejecutivo federal para que les diera un informe sobre las denuncias de espionaje a ciudadanos por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto, mucho menos querrán investigar los muy probables actos de corrupción que hay detrás de la compra de los equipos y software de intrusión.
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