CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Tras el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen por el sismo del martes 19, donde perdieron la vida 19 niños y nueve adultos, se evidenciaron las irregularidades en que operaba esta institución, pues al menos dos de las dependencias encargadas de verificar la operación y seguridad del edificio –el Instituto de Verificación Administrativa y la delegación Tlalpan– ya habían registrado anomalías:
El colegio operó desde su edificación en 1983 con un permiso de uso de suelo presuntamente apócrifo; uno de los directores responsables de Obra validó la seguridad del inmueble aun con un carnet caduco; no se ejecutaron en su totalidad las pruebas de carga; ya existían dos clausuras por nuevas construcciones sin autorización, y el Programa Interno de Protección Civil aún no estaba aprobado, entre otras observaciones.
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