CUERNAVACA, Mor. (apro).- En las calles de Ocotepec, al norte de esta capital, el olor a copal y cempaxúchitl inunda el ambiente. La gente comienza a llegar en cuanto oscurece y comienza el peregrinaje a las casas que instalaron ofrenda en esta ocasión para recordar a sus familiares que este año se adelantaron en el viaje eterno.
“Son 60, este año fueron 60”, dice al reportero una mujer que vende ceras, papel picado, flores, dulces, pan… en fin, todo lo que se necesita para la visita de las ofrendas. Y es que el visitante puede ingresar a las casas donde las familias perdieron a uno de sus miembros este año, con la condición de que entregue una cera a cambio de la visita.
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