CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Es tan doloroso que se nos rompa el corazón, que uno se la piensa dos veces antes de volver a amar y confiar. Hay que darle con la cuchara golpecitos a la cáscara de huevo invisible en la que nos refugiamos hasta que se rompa.
El ya conocidísimo joven dramaturgo y director Alejandro Ricaño vuelve a hacer de las suyas con Lo que queda de nosotros.
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