CIUDAD DE MEXICO (proceso).- La parábola permite al cineasta jalisciense Guillermo del Toro crear historias que reflejan la situación actual de la sociedad, y en La forma del agua les brinda voz a los marginados, a dos trabajadoras de limpieza y a un artista plástico homosexual, además de hacer referencia a un gobierno torturador y totalitario.
Aunque sitúa al relato cinematográfico durante la Guerra Fría, exactamente en el año 1962, el ganador del Globo de Oro y del premio Critics Choice por su dirección en este filme manifiesta a Proceso que aquella época es muy parecida a la de ahora:
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