CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Mientras Enrique Graue, rector de la UNAM, decía que nunca como ahora México había sido un país tan profundamente desigual y, por otro lado, la Concamin señalaba que no se había logrado la prometida tasa de crecimiento de más de 5% y que la de 2017 será la más baja, en promedio, de los últimos 30 años, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, hacía un llamado a “desterrar éste que algunos llaman irracional enojo social”.
La frase es trascendental porque implica que el gobierno ya se ha dado cuenta de la indignación popular en su contra, aunque ésta no sea racional, es decir, no sea producto del entendimiento de la realidad o no sea entendible en sí misma, por lo cual su “destierro” (apartar de la mente un pensamiento o un sentimiento) se podría lograr –cree Peña– mediante la comunicación de los avances del gobierno. Asunto resuelto, se diría, con el muy meditado discurso del “Jefe del Ejecutivo”.
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