CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Entre las muchas expresiones formulares, frases hecha del discurso gubernamental, suele repetirse que hay, que se trabaja o que existe suficiente fortaleza institucional. En los hechos, es una mentira o cuando mucho una aspiración, inclusive en su dimensión electoral.
Aunque el debilitamiento institucional se padece a diario, pocas veces, como en un proceso electoral, puede observarse el grado de deterioro y, particularmente, en el desarrollo de esta sucesión presidencial, junto con los 3 mil 405 cargos que se elegirán este año, hay condiciones alarmantes.
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