CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En su naturaleza autoritaria, el PRI desoye todo aquello que pretenda una auténtica democratización de México. Se resiste a enterrar en definitiva al ya inoperante presidencialismo que le permitió el control del poder durante el siglo pasado.
Aun cuando las encuestas lo proyectan en un lejano tercer lugar en las elecciones presidenciales del 1 de julio, ese PRI antidemocrático pretende mantener los engranajes autoritarios que subsisten en el país.
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