CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La proximidad del primer debate entre candidatos presidenciales, que se realizará el próximo domingo 22, marca el inicio de la polarización que, procurada en la opacidad de los estrategas con procedimientos inescrupulosos, procura influir en la franja del electorado libre, es decir, aquella que puede definir una elección.
Previsible en buena medida, nos aproximamos a condiciones similares a las de 2006, en cuanto a la manipulación para el arrebato de ciudadanos que se posicionan conforme a su percepción, generada la mayoría de las veces en información tergiversada o magnificada.
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