ROMA (apro).- “Ahora saldré en la prensa, en Internet, quizá en Youtube”, fueron algunas de las últimas palabras de un Tomás Yarrington impasible, casi irónico, antes de su entrega a los cinco agentes del US Marshal (USMS, por sus siglas en inglés) y la Homeland Security Investigations (HSI) que lo aguardaban en el aeropuerto romano de Fiumicino para trasladarlo a Estados Unidos, ya autorizada su extradición por parte de Italia.
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