CIUDAD DE MEXICO (proceso).- En julio de 2011, México se coronó campeón Mundial Sub-17 por segunda ocasión. El equipo dirigido por Raúl Gutiérrez, el Potro, superó 2-0 a Uruguay, después de eliminar en semifinales a Alemania en uno de los episodios más memorables del futbol nacional.
Tal y como lo hizo en la primera vez, en Perú 2005, un puñado de jóvenes encausó hasta el delirio a millones de aficionados en el torneo que México organizó hace siete años. Esta nueva hazaña dejó otros datos de relevancia para los anales del balompié: Julio Gómez fue distinguido como el Mejor Jugador del torneo, Jorge Espericueta y Carlos Fierro obtuvieron la plata y el bronce, en ese orden.
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