MONTERREY, NL (apro).- En Desobediencia (Disobedience, 2018) Sebastián Lelio continúa explorando sus inquietudes sobre la sexualidad y el lugar de la persona en el universo. El realizador chileno ya aportó al mundo el año pasado la laureada Una mujer fantástica, en la que una dama transgénero necesitaba adaptarse a un mundo que la hostilizaba por su condición, que la obligaba a mantener en secreto culpable una relación amorosa.
Ahora, regresa al tema con dos hermosas mujeres, separadas por el tiempo y la distancia que, al reencontrarse, encienden una antigua flama que nunca terminó por apagarse. Lelio, como coguionista, elige perversamente una comunidad judío ortodoxa en Londres para acentuar la condición vedada del apasionamiento lésbico. Es difícil esconder el amor en un cosmos microscópico donde predominan las tradiciones, el honor, la rectitud, y donde todos se conocen y conviven en la intimidad de los hogares.
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