TIJUANA, BC (apro).- Los primeros rayos del sol que con dificultad atravesaron el techo de nubes grises bajo el cual amaneció Tijuana este jueves marcaron el fin de un calvario para miles de integrantes del éxodo centroamericano: pasada la medianoche, una lluvia cayó sobre la ciudad fronteriza, y se sumó al frío helado nocturno.
Gran parte de los cuatro mil 731 ocupantes del campamento temporal instalado en la Unidad Deportiva Benito Juárez –entre ellos 862 niños, muchos muy jóvenes o bebés– durmieron afuera, con frío y debajo de la lluvia; algunos ni siquiera tenían lona para protegerse del agua.
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