CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Tras el homicidio del periodista y locutor de la radio comunitaria Kashana, Rafael Murúa Manríquez, quien contaba con medidas de protección del Estado mexicano, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) manifestó su preocupación “por la falta de mecanismos idóneos por parte de la autoridad para prevenir y evitar homicidios de comunicadores”, violencia que, subrayó, busca “inhibir el ejercicio profesional del periodismo”.
En un comunicado, la CNDH condenó el homicidio del periodista, el primero del año y el 142 en la ominosa lista de comunicadores sacrificados registrada por la CNDH desde el año 2000.
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