CIUDAD DE MÉXICO (proceso).– Cleo, la sirviente protagonista inmortalizada en Roma, la película de Alfonso Cuarón, ha conquistado al público de Estados Unidos y, sorpresivamente, a los votantes del Oscar, que nunca antes habían dado semejante reconocimiento –¡nada menos que 10 nominaciones!– a un ejemplar del cine de nuestro continente.
Si el éxito de la obra maestra de Cuarón suscita orgullo a los latinoamericanos, también nos deja con una serie de preguntas inquietantes, tanto para nosotros como para los habitantes de la tierra de Lincoln y Trump.
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