Infalibilidad de la masa y Guardia Nacional                                                                                                                                                                                         

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hay al menos hoy, cuatro Méxicos, entremezclados en muy desiguales proporciones. El del pueblo reflexivo, con osado o pasivo malestar; el de la masa extasiada, con su mítica ensoñación; el encorvado, aislado en su pobreza o su miseria; y el divertido, en su medianía o su lujo. Un mosaico heterogéneo, un enigma a la deriva, aún indescifrado.

Me centraré en dos de ellos, uno en especial.  El México del pueblo noble, substancia de la sociedad política, libre, orgánica, consciente, pensante, crítica; y el de la masa, materia impulsiva, amorfa, sugestionable, acrítica, anónima, intolerante, asida al mito. La masa proclive siempre a perder con facilidad el amor por la libertad. Anhela intensamente la multitud el tutelaje porque ha perdido la esperanza de ver realizados sus sueños por caminos normales, quedando inhabilitada toda norma, según visión certera de Cassirer.



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