CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Después de ser la plataforma que catapultó a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, el partido Morena enfrenta su primera crisis ante la proximidad de las elecciones estatales en Puebla y Baja California.
Hasta 2018, ese partido político no fue más que un comité de campaña para López Obrador, organizado en torno a su figura, precario en diferentes aspectos estructurales que sólo mediante alianzas con partidos y organizaciones más disciplinadas, como el PES o la elbista Redes Sociales Progresistas, pudo capitalizar en las urnas el ímpetu de un electorado predispuesto a votar por su candidato presidencial.
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