CARACAS (apro).- Los masivos apagones que han paralizado a Venezuela durante la mayor parte de los días hábiles de este mes no sólo representan para millones de ciudadanos vivir a oscuras, sino también sin agua potable e incomunicados por el escaso transporte público y las fallas en la telefonía y el internet.
Es como si el caos se estuviera convirtiendo en parte de la vida cotidiana y como si los venezolanos tuvieran que dedicar gran parte de su tiempo a resolver los estragos que les causa la falta de servicios básicos.
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