CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Fruto de una familia musical campesina, la cantautora, actriz, multiinstrumentista, dramaturga y conductora Leticia Servín confiesa orgullosamente que ha sabido ganarse la vida desde los siete años, cuando decidió ayudar en la milpa a sus padres y abuelos maternos del ranchito La Huacana, en Michoacán.
“Yo había nacido en el D. F., pero a los siete años nos fuimos al rancho, mi mamá María Elena se puso enferma mucho tiempo y la cuidé con mis dos hermanos y papá, allá no había luz y yo recuerdo que iba por velas o pan siempre cantándole a las vacas. A los ocho años llegué a la casa con tres conchitas y un refresco, por haberle cantado la canción de ‘La basurita’ al panadero, quien me oía canturrear en mis caminatas. Me di cuenta entonces que la música puede ser un arma sanadora, y también una moneda.”
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