CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La noche del pasado 29 de marzo, el activista Cristóbal Sánchez Sánchez se encontraba en una fiesta en la Ciudad de México, según gente cercana a él. Sin embargo, la Fiscalía General de la República (FGR) asegura que en ese mismo momento estaba mil 200 kilómetros más al sur, pasando a cinco migrantes hondureños por la frontera chiapaneca, a cambio de ocho mil dólares.
“Ese día comió con su novia en un lugar cerca de la Condesa y de ahí fue a la fiesta por Coyoacán”, aseguró su hermano Ramiro, quien en la mañana acudió afuera de Palacio Nacional, junto con una veintena de cercanos y familiares del activista, para exigir que lo dejen salir de la cárcel de Tapachula, donde se encuentra en prisión preventiva.
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