CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La muerte de un migrante salvadoreño, junto con su pequeña hija, mientras intentaban cruzar el Río Bravo para llegar a Estados Unidos, es “consecuencia innegable de un sistema migratorio fallido, cuya inflexibilidad lleva cada vez a más hermanos a decidir entre su futuro o su vida”, afirma la arquidiócesis primada de México.
Las políticas migratorias de México y Estados Unidos “nos hablan de un fracaso, pero también de la necesidad urgente de atender las causas profundas de esta crisis migratoria, pues la única ‘barrera’ que podría detener el flujo de migrantes es el desarrollo económico, político, cultural y social en sus países de origen”, detalla en el editorial de su más reciente número del semanario “Desde la Fe”.
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