MEXICO, DF, 14 de mayo (proceso).- Un mes antes de que se festejara su centenario ha muerto Ernesto Sábato, quien llena con su obra y su actividad más de medio siglo de literatura argentina. Los centenarios en vida son un fenómeno que no existió antes ni se repetirá. Nadie sabe cuál es el secreto de la longevidad. Francisco Ayala atribuía la suya a no haber hecho nunca ejercicio, Alfonso Taracena a haber comido siempre cosas guisadas con manteca de cerdo. Si alguien tratara de imitarlos no sólo no llegaría a cumplir cien años sino tal vez no alcanzaría el mes de diciembre.
Sábato abandonó una brillante carrera de físico y matemático para dedicarse a la literatura en busca del sentido de la existencia. Su primer libro Uno y el universo (1945) fue una crítica a la confianza excesiva en la ciencia y su aplicación práctica, la tecnología, y su negativa a ver las tinieblas que forman parte indesligable de nuestra condición.
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