CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con un lamento que erizó la piel y donde solo el entendimiento del corazón reveló que no era un canto sino un suplicio y exigencia entonada con dolor de “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, los padres de los 43 estudiantes desparecidos, cerraron la ceremonia solemne en la Cámara de Diputados.
A cinco años de la desaparición forzada de que fueron objeto los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, el Poder Legislativo se atrevió a abrir las puertas de quienes se negó a recibir en el pleno durante estos 60 meses: sus familiares.
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