CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A casi un siglo de su fundación, la comunidad mormona mexicana-estadunidense LeBarón no había vivido un hecho tan sangriento como el del pasado lunes 4, cuando en el camino serrano que comunica Chihuahua con Sonora fueron acribilladas tres camionetas donde viajaban familias del clan, con un saldo de nueve muertos, seis de ellos niños.
La masacre volvió a cimbrar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que de inmediato envió a los secretarios de Relaciones Exteriores, Seguridad y Protección Ciudadana, Marina y Defensa Nacional a indagar quiénes fueron los responsables.
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