CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Lo primero que vuelvo a pensar, un día como hoy, es que si yo fuera una de las personas más ricas del país y una de mis empresas hubiera generado un derrame como el del río Sonora, por elemental decencia, hubiera dado la cara, visitado el lugar, me hubiera disculpado con la gente y les hubiera preguntado, ¿en qué puedo ayudar?, ¿qué puedo hacer para resarcirles las afectaciones ocasionadas? Las hubiera tratado siempre con dignidad, con respeto, como mis iguales que son.
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