CIUDAD DE MÉXICO (Proceso). – El drama del México de hoy es que la polarización rinde dividendos electorales a tirios y troyanos, a gobierno y opositores. Es dramático porque a juicio mío nada bueno y perdurable se gesta en un país polarizado y porque la despolarización demanda mucho tiempo y más sacrificios.
Cierto, a quien más le sirve partir en dos a la sociedad es al presidente López Obrador, pues al hacerlo reagrupa, energiza y moviliza su núcleo duro de seguidores: con un 30% y contra una oposición fragmentada puede mantener su mayoría en la Cámara de Diputados en 2021.
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