CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Una tragedia como la que enlutó al pueblo de Tláhuac y a la Ciudad de México la noche del lunes 3 en la Línea 12 (L12), cuando colapsó una trabe metálica del tramo elevado por donde pasaba un tren que se dirigía a la estación Olivos y dejó 26 personas fallecidas y casi 80 heridas, “pudo pasar en cualquiera de las líneas del Metro. ¡Esto es una bomba de tiempo!”, coinciden trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC).
Las fallas detectadas desde el diseño y construcción de la llamada Línea Dorada, en la administración de Marcelo Ebrard en el gobierno capitalino, y los trabajos correctivos, aunque presuntamente insuficientes, realizados bajo la administración de Miguel Ángel Mancera, cobraron factura mortal en la gestión de Claudia Sheinbaum que, de por sí, ya traía un historial de reducción del presupuesto para el llamado “gusano naranja” y enfocó su prioridad de inversión y modernización en la Línea 1, la de más antigüedad del sistema, con 4 mil 500 millones de pesos.
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