BOGOTÁ (Proceso).- Un mes después del inicio de un paro nacional contra el gobierno del presidente Iván Duque –quien propuso una impopular reforma fiscal–, Colombia está sumida en la peor crisis de su historia reciente y en una espiral de violencia urbana que incluye asesinatos de manifestantes por parte de la Fuerza Pública, incendios de edificios públicos, saqueos de comercios y bloqueos de las principales vías de comunicación.
El suroccidente del país enfrenta un severo desabasto de productos básicos y de combustible; el transporte público de las principales ciudades opera parcialmente por la quema de estaciones y autobuses, y los desiguales enfrentamientos entre policías antimotines y jóvenes manifestantes se han vuelto parte de la cotidianidad nocturna en barrios populares de Cali y Bogotá.
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