CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La historia de Alejandra Orozco comenzó por el final. Con 15 años, y prácticamente sin experiencia, ganó, junto con Paola Espinosa, un bronce olímpico en Londres 2012 en la prueba de clavados sincronizados desde la plataforma. Con ingenuidad infantil asumió el éxito. Se preguntó qué había después de una medalla olímpica. Y comenzó su camino a Río 2016.
Su primer ciclo olímpico estuvo lleno de espinas. Enfrentó el miedo a crecer. Observó las transformaciones en su cuerpo. Piernas más largas y gruesas, muy musculosas. La aguja de la báscula no dejaba de moverse a la derecha. Cinco centímetros más de estatura. Entonces tuvo que ajustar.
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