Madrid (Proceso).- Fue el 4 de junio de 1821 cuando llegaron a la península las primeras noticias sobre la insubordinación del coronel Agustín de Iturbide en la Nueva España. Primero conocieron ese informe los diputados en las Cortes de la Monarquía, y de inmediato la noticia se expandió en todos los debates y en cada tertulia de los centros de decisión de España. Muy pronto los hechos derivarían en la pérdida de un territorio fundamental para un imperio español sumido desde años atrás en la inestabilidad y el debilitamiento de su otrora poderío.
Hasta entonces las noticias que llegaban del virreinato, al otro lado del Atlántico, era que estaba pacificado. Los virreyes Félix María Calleja y luego su sucesor Juan José Ruiz de Apodaca habían conseguido reprimir las primeras revueltas de Hidalgo y Morelos y la rebelión de Vicente Guerrero estaba relativamente controlada, explica Rodrigo Escribano Roca, investigador en historia atlántica e historia imperial, entre otras especialidades.
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