CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Entre el segundo y el tercer trimestre del año se redujeron los ingresos laborales reales del 60% de la población más pobre del país, y creció a 40.7% la proporción de personas cuyo ingreso laboral no alcanza para comprar una canasta básica, documentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
A consecuencia de la inflación, y especialmente del incremento de los precios de algunos productos de la canasta básica, los tres quintiles más pobres –principalmente a la población que vive en un espacio rural, las mujeres y las personas indígenas– sufrieron un retroceso en el camino lento de la recuperación económica posterior al confinamiento derivado de la pandemia de covid-19, e incluso se agravó la tasa de desigualdad en el país, medida a través del índice de Gini.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí