El investigador Patrick Johansson, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, acaba de publicar De Aztlan a Tenochtitlan, la gesta fundacional de la Ciudad de México. En este artículo entregado a Proceso, glosa las imágenes emblemáticas correspondientes al anverso (el águila sobre el tunal) y al reverso (el axolotl) del billete, donde participó como asesor. Las dos “caras de la moneda” suelen diferenciarse en términos temáticos, pero aquí establecen un contrapunto mítico-histórico conforme al espíritu sublime que presidió a la fundación de la metrópoli mexica.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-  En el contexto conmemorativo de los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, del fin apocalíptico de una manera de pensar, de sentir y de ser –y que trae además a la memoria los estragos ecológicos que conllevó la implantación del urbanismo español en el espacio lacustre de Anáhuac–, el nuevo billete de 50 pesos emitido por el Banco de México aporta una sensación de alivio histórico a lo que algunos han definido como el trauma de la Conquista.