CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Con 25 años como defensor de derechos humanos, 12 de ellos en riesgo permanente, Raymundo Ramos Vázquez se asume como “el mejor ejemplo de que el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras y Periodistas, no ha funcionado”.
Amenazado, hostigado, perseguido judicialmente, blanco de campañas de difamación y estigmatización, cada día Ramos Vázquez realiza su labor como presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo (CDHNL), convencido de que, si sigue vivo, “nunca fue suerte, siempre fue Dios”.
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