Si bien no hay un reglamento sobre las condiciones para rendir tributo a un artista –son discrecionales–, la obra de este pintor chihuahuense habla por sí sola. No sólo por los lugares en que su producción muralística ha sido realizada (por ejemplo, el Museo Nacional de Historia y el Hospital de Jesús), sino por la amplia divulgación que ha tenido en los libros de texto. En entrevista su hijo, Antonio González Arriaga, expone cómo desde hace 10 años las autoridades culturales le niegan el reconocimiento. Y si bien recibió la visita del INBA para inventariar la obra de su padre, no ha obtenido aún respuesta a sus peticiones.
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