BRUSELAS, 30 de agosto (apro).- El Impuesto a las Transacciones Financieras (FTT, por sus siglas en inglés), un proyecto que pretenden instaurar 11 países de la Unión Europea (UE), entre ellos Francia y Alemania, y cuyo objetivo es incrementar la estabilidad de los mercados financieros y frenar la especulación, corre el peligro de convertirse en un instrumento insignificante que se aplicaría tan sólo a unas cuantas actividades marginales del sector.
El motivo: el Banco Central Europeo (BCE), que representa los intereses de los corporativos financieros, consiguió intervenir en el diseño de tal impuesto a pesar de que carece de competencia en esa materia, acusa un informe de Corporate Europe Observatory (CEO), una organización no gubernamental, con sede en Bruselas, cuyo propósito es exponer el poderío del cabildeo empresarial en la UE.
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