CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el clímax de la crisis política que sacude al Perú, el presidente Pedro Castillo se entregó a la policía, poco tiempo después de ser destituido por el Congreso y de decretar la disolución del parlamento y la instauración de un gobierno de excepción de emergencia.
La prensa peruana documentó que Castillo fue ingresado en la Prefectura de Lima, acusado por el Procurador General del Estado, Daniel Soria Luján, de sedición, abuso de autoridad y grave perturbación de la tranquilidad pública.
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