Roberto Macías Chávez, mexicano-español, ha sufrido persecución y acoso durante una década sólo por haber denunciado –como whistleblower, figura reconocida por la Unión Europea– un fraude millonario cometido en la sección andaluza del mayor sindicado ibérico: la UGT. Los abogados de ésta torcieron los hechos para que el acusador acabara sentado en el banquillo y la autoridad judicial lo permitió… y México –que tiene la obligación de asistirlo– abandonó a su suerte al denunciante.
Madrid (Proceso).- “En España sale caro denunciar la corrupción; te destroza la vida”, dice pesaroso Roberto Macías Chávez, mexicano que ha sufrido persecución judicial durante una década, tras destapar un fraude millonario en la delegación andaluza de la Unión General de los Trabajadores (UGT-A), la mayor central obrera del país, cometido mediante el desvío de fondos provenientes de subvenciones públicas y el uso de facturas falsas en el manejo contable.
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