Jacobo G. García y Marjolein van de Water
RÍO DE JANEIRO, 12 de octubre (proceso).- Son la seis de la tarde del martes 1 y Glenn Greenwald se ve relajado, sentado a una mesa del bar del hotel Royal Tulip de esta ciudad. Calza chanclas y viste un pantalón corto y una playera. Parece un turista dispuesto a disfrutar del Río tropical y no uno de los hombres más espiados y acosados del planeta.
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