CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El traslado del control de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, ordenado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es para la Sedena el peor de los escenarios previstos desde que el Ejército comenzó a organizar ese cuerpo armado al inicio del gobierno de la Cuarta Transformación.
De acuerdo con una evaluación de la propia Sedena, sobre los efectos de la decisión del máximo tribunal, obtenida por Proceso, el traslado operativo y administrativo de la GN –de la Sedena a la dependencia civil– implicará la pérdida de experiencia institucional, se abren las puertas a la corrupción y a la indisciplina, crecen las probabilidades de fracaso en las operaciones y se terminará debilitando a la corporación.
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