Como en los tiempos dorados del PRI, los congresistas de Morena y sus aliados aplicaron la aplanadora para aprobar “al vapor” y sin debate una serie de reformas con profundas repercusiones en rubros como salud, vivienda, minería, aviación, ciencia y tecnología y financiamiento al campo. Poco importó el franco desaseo legislativo en aras de complacer al presidente. Y es que la urgencia tiene explicación: un acuerdo para rotar los órganos de gobierno en la Cámara de Diputados haría que a partir de septiembre el PAN presida la Junta de Coordinación Política y el PRI la Mesa Directiva, lo que obstaculizaría el tránsito de las iniciativas que le importan al mandatario.
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