México se estremeció en 2008 cuando un comando del Cártel de Juárez irrumpió en un festejo y asesinó a 13 personas, entre ellas a un bebé, en el poblado de Creel. Desde entonces no sólo opera la impunidad por ese caso, sino que la violencia, sobre todo en la zona serrana, se ha recrudecido generando situaciones como el homicidio de los sacerdotes jesuitas y dos personas más, ocurrido hace un año en Cerocachui, y más recientemente desplazamientos forzados internos. En todo este tiempo el narco también ha extendido sus tentáculos hacia actividades como la tala ilegal y la venta ilegal de cerveza. Ninguna autoridad de ningún partido ha podido con ellos.
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