CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hace 23 años, Lilia Alejandra García Andrade salió de su vivienda en Ciudad Juárez, Chihuahua, para ser descubierta sin vida siete días después sin vida, desnuda, con señales de abuso sexual y tortura.
Hoy, su madre Norma Andrade sigue en búsqueda de justicia, logrando elevar el caso de Lilia Alejandra a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), con la esperanza de que “se castigue a los verdaderos responsables y a las autoridades corruptas, pero lo más importante, que se tenga una sentencia que obligue al Estado mexicano a crear una política de prevención, para evitar más desapariciones de mujeres y niñas, para que las jóvenes sean libres de salir a la calle, ir a bailes, vestidas como quieran a la hora que quieran, sin miedo a no regresar”.
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